A veces parece que, por el simple hecho de ser mujer, el mundo solo espera de mí que muestre una teta. Con eso les alcanza. ¿Estudié mil años y tengo varios títulos? Nada de eso importa si no muestro una teta. El reconocimiento actual vuelve a basarse más que nunca en que las mujeres sigamos vendiendo nuestro cuerpo. ¿Por qué esforzarme en hacer otras cosas si al parecer sería mejor tomar el atajo de la teta?
No me malinterpreten. Si querés
mostrar las tetas, mostralas, pero que no sea ese tu atajo para el mundo. Y no
las muestres solo porque sabés que eso es lo que el otro quiere de vos. Valés
mucho más que una teta, aunque la sociedad se empecine en hacerte creer lo
contrario. Basta de dejar que sean ellos con su “me gusta” los que tengan el
poder. Basta de hacer siempre lo que satisface a los otros.
¿Qué cosas valoramos en el
presente? ¿Por qué seguimos dejando que el consumismo rápido nos consuma a
nosotras? No somos productos, no somos objetos, lo sabemos. Pero también
sabemos qué es lo que el mundo quiere ver. Y si el mundo quiere ver una teta,
al parecer se la vamos a dar.
Aunque mi mirada sea bastante
pesimista (sí, si me dicen que soy pesimista también me lo tengo que creer,
porque ellos me lo dicen), sigo
tirando para demostrar que valgo más que una teta. Si seguimos intentando en
conjunto que no nos reduzcan a una teta, creo que lo podemos lograr.
Sé que probablemente muchos se me
tiren encima por esto que escribí, porque al parecer siempre digo la cosa
incorrecta en el momento incorrecto, pero ya me cansé de que solo esperen eso
de mí. Yo también valgo más que una puta teta.
Photo by Diego Marín on Unsplash
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