Estaba en el parque con mi novio y unos amigos cuando se acercó un chico vendiendo una revista. Lo normal es que cuando te ofrecen algo por la calle, algo que no fuiste a buscar específicamente, se te venga a la cabeza como respuesta "no, flaco, no tengo un mango" y todas las variantes que se te puedan ocurrir. Sin embargo, algo de esta revista llamó mi atención. ¿Habrá sido la portada?, ¿o el hecho de que hacía mil años que no leía algo en este formato? El punto es que valía cincuenta mangos y la compré. La revista se llama Apología, y es bien rosarina, bien de mi ciudad.
Toda esta introducción vale para que entiendas de dónde saqué la inspiración para escribir esta entrada. Dentro de esa revista encontré un popurrí de comentarios acerca de la soledad, y en mi mente comenzaron a dispararse un montón de pensamientos: algunos buenos, otros no tanto.
De la revista Apología rescato la siguiente frase: "... cuando hay silencio, el ruido de lo que intentamos dejar atrás se puede volver molesto, difícil y hasta insoportable". La rescato porque es cierto que muchas veces necesitamos estar a solas, sin nadie alrededor; necesitamos tener un tiempo para nosotros. Pero cuando no pedimos ese tiempo y viene solo, sin que lo llamemos, la soledad suele pegarnos bajo.
En el diccionario de la Real Academia Española, la primera definición que se da de "soledad" es "Carencia voluntaria o involuntaria de compañía". Y no puedo estar más en desacuerdo. Uno no siente la soledad cuando está solo físicamente: podemos estar rodeados de personas y aún así sentirnos solos. La soledad es un sentimiento inmundo, que no nos llega necesariamente cuando estamos sin nadie a nuestro alrededor; es un sentimiento que nos hace mierda cuando estamos solos no físicamente, sino en nuestra cabeza. Podemos estar en el parque cantando y riendo rodeados de gente y de pronto ¡pum!, se nos mete y quiebra nuestra mente.
En ese caso, adhiero más a la segunda acepción que encuentro en el diccionario: "Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo". Pero no adhiero del todo. A veces no sentimos soledad porque haya una ausencia real de alguien o de algo, sino porque "... el hecho de estar vivos nos supera, siempre [...] el momento en que nos sentimos solos llega" (Apología). Es algo de lo que no podemos escondernos.
Pero aunque la soledad es algo de lo que no podemos escondernos, aún así podemos encontrar antídotos para escapar de ella. Leer un libro, ver una película, escuchar o tocar música siempre pueden ayudarnos a combatir este sentimiento. Y eso es lo que estoy haciendo en este momento, al escribir esta entrada: combatir la soledad.
Hola Vicky, muy buena tu entrada. Me hace acordar esoa momentos que una canción viene a la mente y sale tan de adentro que al pensar la letra nos damos cuenta que la misma refleja lo que nos pasa.Te sigo leyendo en la próxima entrega.
ResponderBorrarGracias por seguir leyéndome♥ Un beso
BorrarCon el solo escribir, ya no estás más solo. Alguien te leerá y acompañará, hasta sin ni siquiera estar de acuerdo.
ResponderBorrarGracias por leerme :) Aunque no estemos de acuerdo, está bueno sentirnos acompañados. ¡Un beso!
BorrarMe lo llevo para compartirlo. Un besito en la oreja izquierda.
ResponderBorrarQue buena escritora. Hace mucho tiempo q mi cabeza no puede inspirarse asi... Hay una traba q no me deja fluir. Estoy de acuerdo con usted senorita vicky porque lo he vivivo muchas veces y se q lo seguire viviendo. La seguire leyendo. Hasta la proxima.
ResponderBorrarLlegue acá de casualidad. Muy bueno y cierto lo que planteas. La soledad es terrible, traicionera, y hasta adictiva por qué cuando te acostumbras, cuesta despegarse. Un saludo y felicitaciones voy a seguir explorando el blog.
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