Reseña: "Un mundo feliz" de Aldous Huxley

SINOPSIS: (Por DeBolsillo)

Un mundo feliz es un clásico de la literatura de este siglo.

Con ironía mordiente, el genial autor inglés plasma una sombría metáfora sobre el futuro, muchas de cuyas previsiones se han materializado, acelerada e inquietantemente, en los últimos años. La novela describe un mundo en el que finalmente se han cumplido los peores vaticinios: triunfan los dioses del consumo y la comodidad, y el orbe se organiza en diez zonas en apariencia seguras y estables. Sin embargo, este mundo ha sacrificado valores humanos esenciales, y sus habitantes son procreados in vitro a imagen y semejanza de una cadena de montaje...

TÍTULO: Un mundo feliz
AUTOR: Aldous Huxley
EDITORIAL: Ediciones Orbis
PÁGINAS: 189

ASÍ EMPIEZA EL LIBRO:

El remordimiento crónico, y en ello están acordes todos los moralistas, es un sentimiento sumamente indeseable. Si has obrado mal, arrepiéntete, enmienda tus yerros en lo posible y encamina tus esfuerzos a la tarea de comportarte mejor la próxima vez. Pero en ningún caso debes entregarte a una morosa meditación sobre tus faltas. Revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse.

MI OPINIÓN:

Al comenzar la historia nos encontramos con un maestro enseñando a sus alumnos su futuro lugar de trabajo. ¿De qué van a trabajar estos alumnos? Nada más y nada menos que creando personas. SÍ, CREANDO PERSONAS. En un mundo feliz los humanos no tienen padres ni viven en familias (eso sería una blasfemia) sino que son creados desde cero y condicionados mediante prejuicios hipnopédicos (te dormís y te repito 150 veces por noche la misma frase, hasta que tu cerebro está completamente lavado), según la casta a la que pertenecen. Una vez que crecen, y al final de cada día, a cada persona le es dada una dosis de pastillas de soma. ¿Qué es la soma? Nada más y nada menos que la droga que hace felices a todos. Cada vez que tienen un pensamiento infeliz o sienten que algo no tiene sentido se dan una buena dosis de soma y se vuelven inconscientemente idiotas. ¿A alguien le suena esto conocido? HIPPIES ABSTENERSE.

Respecto al protagonista, al igual que me pasó con 1984, no soporto a los anti-héroes. No logro disfrutar leyéndolos y terminan por desesperarme. Me leí el libro en un solo día porque tenía buenas frases y era bastante cortito, pero de lo contrario creo que no habría podido con él. Si bien llené sus páginas de banderitas y subrayé decenas de frases, puedo asegurar que como novela no lo disfruté. Mi persona necesitaba sentirse identificada con al menos un personaje sensato dentro de la historia, y si bien hubo uno que al principio pareció usar la cabeza y no dejarse embaucar por este "Mundo Feliz" (y no, no hablo del protagonista) al final terminó por decepcionarme. 

El libro es pura y llanamente una crítica a la sociedad, y estoy de acuerdo con la crítica en sí, pero con lo que no estoy de acuerdo es con la forma de hacerla llegar a través de la novela. Pienso que el libro podría haber funcionado mil veces mejor siendo tan solo un texto de filosofía.

Un mundo feliz es una historia bastante morbosa y llena de personajes desesperantes. Si estabas pensando en introducirte en el mundo de los clásicos de la mano de este libro, te diría que des media vuelta y busques por otro lado.

FRASES ELEGIDAS:

-Y éste -intervino el director sentenciosamente-, éste es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento atiende a esto: lograr que la gente ame su inevitable destino social.

¡Ese antipático de Benito Hoover! Y, sin embargo, el muchacho no había tenido mala intención. Lo cual, en cierta manera, empeoraba aún más las cosas. Los que le querían bien se comportaban lo mismo que los que le querían mal.

Las burlas le hacían sentirse como un forastero; y, sintiéndose como un forastero, se comportaba como tal, cosa que aumentaba el desprecio y la hostilidad que suscitaban sus defectos físicos. Lo cual, a su vez, acrecentaba su sensación de soledad y extranjería. Un temor crónico a ser desairado le inducía a eludir la compañía de sus iguales, y a mostrarse excesivamente consciente de su dignidad en cuanto se refería a sus inferiores.

-Sí, ahora todo el mundo es feliz- repitió Lenina como un eco. Había oído repetir estas mismas palabras ciento cincuenta veces cada noche durante doce años.

La felicidad es un patrón muy duro, especialmente la felicidad de los demás.

Actualmente, cualquiera puede ser virtuoso. Uno puede llevar al menos la mitad de su moralidad en el bolsillo, dentro de un frasco.

MI PUNTUACIÓN:

2/5